Por fin llega el día en el que puedo presentar mi aportación al reto de enero de Recetas de Tía Alia y, aunque Carmen haya creído que iba a decantarme por la receta de las galletas, lo siento pero otra vez ha podido conmigo el mundo salado.
Nunca había probado las chuletas de esta forma y cuando leí la propuesta enseguida asocié la palabra chuleta con cordero (chuletas de cordero). Ni siquiera se me pasó por la cabeza que también podrían ser de carne de otro tipo: ternera, cerdo, etc. Solo fui capaz de visualizar las chuletas con palo largo y delgado.
Cuando ya decidí cómo iba a fotografiar la receta, fui en busca del carnicero comprensivo. Teníais que ver su cara cuando le expuse mi petición. Ocurrió la víspera de Nochebuena y la cola de la carnicería superaba las doce personas. Además, todos esos potenciales compradores esperaban su turno para comprar piezas de carne para 15 ó 20 personas, con lo que la boca del profesional del cuchillo no daba crédito a mi petición. "Quiero un costillar de cordero, con las chuletas separadas, con todos los palos libres de carne y que sean lo más largos posibles". La mandíbula del carnicero seguía sin poder recuperar su posición inicial. Al ver las miradas de todas las personas de la cola comencé a explicar en voz alta que tenía que hacer una foto de las chuletas como si fueran un manojo de piruletas, y que por eso tenía que conseguir los palos muy largos y dejar toda la carne en la parte superior.
Para terminar rápido conmigo, el carnicero primero lo intentó con un costillar de recental, pero la carne no quedaba de una forma bonita. De repente surgió el espíritu navideño esparciendo unos cuantos kilos de paciencia entre todos los allí reunidos y dos personas más comenzaron a interactuar en la conversación. "Esas chuletas no van a quedar bien para lo que ella quiere. Yo creo que tendría que ser de otra pieza". El carnicero alucinaba con el debate que se había abierto. En definitiva, parte de la gente que esperaba para ser atendida estaba comentando y opinando sobre la pieza de carne de la que saldrían las chuletas más bonitas. Al final terminé con un costillar de cordero lechal estupendo, de los que yo llamo "tope de talla", y una despedida graciosísima de todos deseándome que las fotos salieran bien. Todavía pienso si alguno no pensó que yo no estaba en mi sano juicio.
Y después de todas estas peripecias en la compra, aquí os traigo mi versión de la receta de Tía Alia que, con toda seguridad, la próxima vez prepararé con chuletas de cerdo. Me ha parecido buenísima. El único inconvenientes es que las chuletas eran tan pequeñas que casi te las comías de un bocado. Algo exquisito para el paladar, pero no apto para dar de comer a varias personas.
Y después de todas estas peripecias en la compra, aquí os traigo mi versión de la receta de Tía Alia que, con toda seguridad, la próxima vez prepararé con chuletas de cerdo. Me ha parecido buenísima. El único inconvenientes es que las chuletas eran tan pequeñas que casi te las comías de un bocado. Algo exquisito para el paladar, pero no apto para dar de comer a varias personas.
En mi versión he hecho dos pequeñas modificaciones: he utilizado una pequeña cantidad de setas en la bechamel para darle sabor y también he realizado la cobertura con panko, el rebozado japonés que tanto me gusta (creo que en casa la cantidad de panko supera a la del pan rallado).
INGREDIENTES:
1 costillar de chuletas de cordero lechal
Huevo
Panko
Sal
Lo primero es salar las chuletas y freírlas en aceite de oliva. Reservarlas y preparar la bechamel. Yo la he hecho con la Thermomix, siguiendo la siguiente proporción:
750 gr. de leche
110 gr. de harina
50 gr. de mantequilla
50 gr. de funghi procini deshidratados
1 cucharada de aceite
Nuez moscada
Pimienta
Sal
Poner todos los ingredientes en el vaso y programar 8 minutos, a una temperatura de 90º y velocidad 4. A mitad de cocción, añadir a la mezcla los funghi porcini previamente deshidratados y escurridos. Una vez terminada, mojar las chuletas reservadas en la bechamel de setas y colocar sobre una lámina de papel aluminio para introducirla en la nevera. Cuando la bechamel esté ya fría y completamente adherida a la chuleta, se pasan por huevo y luego por panko. Freír en abundante aceite de oliva y dejar sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Y esto es todo. Espero que os guste.
¡Me imagino la cara del carnicero! Sobretodo en un día como ese... Eso sí, la foto ha quedado la mar de chula. Y la idea de darle el toque de setas a la bechamel me parece de lo más acercada. Vaya con el panko, tengo que probarlo porque todos habláis maravillas de él. ¿Dónde lo compras?
ResponderEliminarPor cierto, no sabes lo que me han traido los Reyes Magos... un curso con Luisa Morón!!!! Wiiiiiiii... no sabes lo contenta que estoy =) Debe ser que he dado la chapa de lo lindo con el temita pero todo gracias a ti! Lo voy a hacer en marzo, que el de ahora me pilla en plenos exámenes, así que ya te contaré (y espero que veas!) mis progresos.
Besotes guapa
La presentación es preciosa, la receta irresistible!!
ResponderEliminarUn beso grande y buen entrada de año.
Jeje, no se como te atreves a pedir estas cosas a un carnicero en Navidad, con los cuchillos tan afilados que tiene!!! grrrrrrrrrrrrr!!!
ResponderEliminarFantática!!! la receta y las fotos, me encantan!
Besitos, guapa!
Que delicia, yo también quiero prepararlas para el reto de tía Alia, porque nunca las he probado. Ese toque de setas me parece de lo más apropiado y así aportas más sabor. Las fotos te han quedad genial.
ResponderEliminarUn besito desde Las Palmas y feliz 2013.